Todos tenemos nuestras convicciones, maneras muy particulares de vivir nuestra vida, hacer las cosas, elegir el tipo de personas en las que queremos convertirnos. En este primer artículo, quiero compartirte las creencias sobre las que baso mi estilo de vida y el entrenamiento que ofrezco a mis clientes.
1.-“Todo cambia y se transforma momento a momento e instante a instante. Nada dura para siempre. Así es la impermanencia”
No puedo esperar a que mi cuerpo no cambie con el paso del tiempo. No es el mismo que cuando tenía 20, 30 o 40. No tiene la energía, la elasticidad o la agilidad de antes, pero eso no significa que estén ausentes. Ahora, se mueve diferente, se siente diferente, se vé diferente y requiere más de mi atención y curiosidad, para que descubra de lo que es capaz de hacer ¡ahora!
Será diferente en los siguientes cinco, diez o veinte años y de las decisiones y acciones que tome HOY, serán las habilidades que tenga en el FUTURO.
2.- «My body, my business»
No debería existir “Un anillo que gobierne a todos” (¡Gracias Señor de los Anillos!).
Un modelo de cuerpo que todas deberíamos tener y, para algunas, “casi morir en el intento” por alcanzarlo.
Y con esto no quiero decir que si tienes una meta de transformación física no debas ir por ella. ¡Para nada! ¡Totalmente apoyo la moción! Pero toda transformación debe basarse en el amor que sientes por tí, reconocer que tu cuerpo ESTÁ BIEN independientemente de cómo se vea, y de ninguna manera basar ese cambio en algún tipo de aversión hacia tí porque no te gusta cómo se ve actualmente.
Y si deseas cambiarlo, es por decisión propia. Nadie tiene derecho a decirte cómo debes verte. ¡Es tú decisión! No cambies por una “presión social o por la industria del fitness” que dicta cómo debemos vernos en las diferentes etapas de nuestra vida.
3.- Los resultados duraderos sólo se obtienen con la constancia y el tiempo es tu mejor aliado.
Vivimos en un tiempo donde el mismo “tiempo” parece carecer de él. Todo tiene que ser resuelto para “ayer”. Nos ponemos límites de tiempo para lograr algo y hasta cierto punto no es equivocado hacer esto.
Ponernos límites, fijarnos metas en un tiempo determinado, nos ayuda a ser disciplinados y “asegurar” que lo lograremos.
Sólo olvidamos un pequeño detalle. Muchas veces pasamos por alto fijar metas de tiempo que sean REALISTAS.
Existen estudios que demuestran que el 45% de las acciones que realizamos, las hacemos de forma inconsciente. Lavarnos los dientes, comer, ponernos la pijama, bañarnos, etc. Creamos hábitos y nuestro cerebro no tiene que “pensar” demasiado en ellos. Sólo se hacen.
Por ejemplo, si quisiéramos cambiar un hábito alimenticio permanentemente necesitamos practicar diferentes técnicas hasta encontrar una que nos funcione y hacerla nuestra para que poco a poco forme parte de nuestro estilo de vida para siempre.
Y eso ….efectivamente…toma tiempo.
No es imposible, pero tampoco es sencillo. ¡No pierdas la esperanza! Y como se decía en un viejo comercial, “Si las cosas que valen la pena se hicieran fácilmente, cualquiera las haría” (¡Gracias Anthony Quinn!).
4.- No existe UNA dieta perfecta. Yo creo que LA dieta que funcione para tí, que puedas seguir, ésa es LA perfecta.
Al igual que el ejemplo del “un anillo que gobierne a todos”, yo creo que no existe una dieta que todas debamos seguir. Ya sea porque es tendencia, “me la recomendó mi amiga”, “..a la vecina le funcionó”, etc , creo que ciertos alimentos que se combinen para formar una dieta, no necesariamente funciona para todas las personas.
Si en una dieta se incluye comer chayotes, y brócoli todos los días, (y en mi caso, es algo que definitivamente ni en mis peores pesadillas lo comería), no importa qué tan buenos resultados haya obtenido la persona que lo probó por 12 semanas. ¡Yo JAMÁS la haría! ¿estás de acuerdo?
Así como este ejemplo, tampoco creo en etiquetar alimentos como BUENOS y MALOS o NUTRITIVOS y CHATARRA, porque si lo hiciera así, inconscientemente también me etiquetaría:
Si como alimentos CHATARRA, entonces también ¿soy chatarra? Con eso de que “Tu eres lo que comes” (¡gracias quien quiera que haya dicho eso!).
Creo que hay alimentos que nos nutrirán más que otros. Algunos nos dejarán satisfechos con unos cuantos bocados y otros no tanto. Algunos estarán alineados con las metas que nos pongamos, otros no.
Hay alimentos que nos conviene comer más seguido, otros medianamente y otros de vez en cuando.
5.- Mereces cuidarte por tí y para tí, NO para cuidar a los demás.
Sí, crecimos en una cultura donde la mujer tiene el DEBER de cuidar a los demás y dejarse a un lado. No podemos enfermarnos. Si estamos cansadas no importa, debemos seguir. Tenemos que estar al pendiente de cada miembro de la familia y asegurarnos que estén bien. Y todo esto puede sonar muy “noble” y que lo hacemos por “amor”, y en parte así es. PERO, ¿dónde queda el amor que tenemos por nosotras? ¿Si pensamos en nosotras, será que somos egoístas? Entonces, para no serlo, ¿deberíamos cuidarnos para que entonces podamos estar en las mejores condiciones para seguir cuidando a los demás?
El amor que tenemos para nuestras familias, es indiscutible. Pero no debemos olvidar que antes de ser madres de familia, esposas, hermanas, hijas, sobrinas, profesionistas, etc, somos seres sintientes que merecemos cuidarnos, ver por nosotras, asegurarnos de estar bien, por el simple hecho de que lo valemos.
Toma esa clase de natación porque te hace sentir relajada al final. Cómprate ese libro que tanto quieres y dedícate esos minutos para leerlo.
Encuentra el tiempo para dar una caminata, tomar el café con quien quieras, platicar con tu mejor amiga, ver una película, tomar una siesta, prepararte ése té que tanto te gusta… porque lo MERECES.
